Durante las décadas de los años cincuenta y sesenta, se inicia la mal llamada revolución verde, con profundos cambios en los sectores agropecuarios que ha generado la degradación ambiental, toda vez que el modelo agrario impuesto está basado en la intensificación productiva mediante la utilización masiva de tecnologías modernas (el riego, la mecanización, el uso de abonos químicos, la bioingeniería genética y el empleo de productos fitosanitarios) A partir de este momento la agricultura comienza a albergar relaciones de producción, trabajo y pautas de desarrollo, basadas en el aumento de su rentabilidad, que ha provocado el empobrecimiento de las tierras agrícolas consecuentemente a los productores agrarios.
Este modelo agrario, implementado por los países capitalistas, dicen implementarse por la necesidad de acabar con el hambre en los países pobres en un corto periodo de tiempo, pero eso sí, utilizando la tecnología y las técnicas de producción y trabajo desarrolladas por los países ricos, que debían ser, además, adquiridas a unos precios elevados y sin tener en cuenta que esto no siempre era lo más indicado para las condiciones socio-económicas de los agricultores. Según los países capitalistas, la revolución verde fue idealizada como salvadora del obstáculo que suponía la incapacidad tecnológica de la agricultura campesina.
Sesenta años después, La revolución verde, como era de esperar, no eliminó el hambre ni la miseria en el campo, pero sí agrandó las diferencias entre agricultores pobres y agricultores ricos y estimuló la concentración de la tierra, elevando su precio y el de los arrendamientos, al mismo tiempo que se incrementaban las deuda. Asimismo, la utilización masiva de insumos químicos, el empleo de variedades genéticas de alto rendimiento, a veces todo ello de forma innecesaria; consumo de energía no renovable (combustibles fósiles), incentivo al monocultivo, orientada al mercado le conllevó a la pérdida de sus tierras,(remate de tierras por deuda) y migración a las grandes ciudades.
Ante esta situación desastrosa surge un movimiento nacional liderada por la Plataforma de Intercambio, dialogo y asesoría en agricultura sostenible y seguridad alimentaria -PIDAASSA que agrupa a más de 14 organizaciones de desarrollo y de base social promoviendo la agricultura sostenible, una agricultura que no solo considera la dimensión agroecológica, sino también la dimensión social, cultural, económica y participativa, considerando como base la agricultura campesina; así, lograr la seguridad alimentaria con soberanía, con una metodología participativa con protagonismo de mujeres y hombres que labran la tierra. Esto es una tarea no solo de los agricultores, es también de los gobernantes a nivel local, regional y nacional, igualmente de los ciudadanos en general por que hoy más que nunca se requiere de alimentos de calidad, porque así nos merecemos.
Ing. Benjamin Armas Quispealaya
